jueves, 14 de agosto de 2008

Retrospectiva




A veces al caminar uno suele tropezar con una pieda que ya conoce, y que por su particular forma y color, resulta agena al terreno que se pisa, y sin embargo es curiosamente familiar.


Será quizas poque al caminar uno va dejando piedrecillas, como si fueran los restos calcáreos de uno mismo que se despedaza, se separa de la coraza que lo ata al mundo, a ver si algún día llega a ser libre.

Tambien puede ser que, como niño de cuento, vamos dejando una huella del camino recorrido, para, ojalá, no recorrerlo otra vez.


Pero creo que este no es mi caso, me he tropezado de nuevo con la misma piedra, y creo que no estoy preparada para ello.

Estoy en tiempo de sequía, hace un siglo que no cae una gota que me refrezque del sudor, del rostro de arcilla, inquiebrantable.

Porque llorar no me sirve de nada, en silencio, como una momia, reseca, marchita por dentro, pero enhiesta para lo demás, porque nadie me debe ver llorar, porque, en el fondo, nadie quiere verlo, nadie quiere cargar con los problemas de otros, y si ves a alguien que amas pasandolo mal, es bueno, una responsabilidad que sin querelo te echas a la mochila.


No, ya no puedo ser carga para nadie, mi amor propio no lo soportaría. Hace muchos años cometí el error de llevar mis sentimientos como un estandarte frente a mi, para que todo el mundo viera mi corazón al sol, no por vanagloriarme de mi valor, sino, simplemente porque aún no aprendía que hay ciertas cosas que se dicen y ciertas otras que se callan.


Ya aprendrí mi lección, a golpes, cuando los que creia mis amigos me reuían porque "era un problema" "un caso" ya no una amiga, ya no un caballero andante de armadura reluciente.


Por eso hoy, ya no me atrevo a pedir una mano, ya no podria reconocer frente a alguien, frente a unos ojos de vidrio que me escudriñan que lo estoy pasando mal, porque, hace tanto tiempo que no le pongo nombre a lo que siento que, ya no se, como se llama.

Y lo que no se nombra no existe, por eso, la marea continúa creciendo dentro, quizas un día me de el valor de nuevo para tomar una desición radical.

Por ahora, solo me queda aprender a nadar...de nuevo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Opulencia



Hay algunos lugares de Santiago que, como si los cubriera una finisima gaza invisible, parecen tener una marca de donde puedes transitar y donde no. Será quizás porque hay códigos de vestimenta y/o comportamiento que conforman una etiqueta rigurosa, una forma de plasmar huellas para definir quien debe y quien no debe transitar por sus aceras.


Eso me sucedió hoy, de "paseo" por el Alto las Condes, donde cometí el craso error de ir con zapatillas y buzo, y donde mi timidez me delató como extraña a la circunstancia.


Que tontería! pero la sensación física superó a la racional, y se me puso la piel de gallina al sentirme observada, como si por tardarme mucho en mirar un escaparate la gente se molestara porque interrumpía su caminar.


Creo que no soy para lugares donde el juicio visual supera cualquier otro, menos si salí vestida cómoda en vez de bonita.

Porque para salir bonita, habría tardado mucho mucho tiempo, y para el juicio de aquellas personas, supongo que no habría servido de nada.


y que me importa la opinión del resto! ellos no me dan nada, no me pagan la universidad y menos me compran ropa para verme mejor, pero me miran, me miran de arriba a abajo y es como si me quitaran la ropa a razguñones.


No, no soy para ir de paseo a Mall de cuicos, espero no tener que repetir la experiencia, a menos que ande con suficiente amor propio para que no me duela.


Y saben por que fue el paseo? porque donde los cuicos la ropa es mejor, y buscábamos un traje de novio para, valga la redundancia, mi novio.

viernes, 8 de agosto de 2008

Un collar de perlas para una novia que espera



Un collar de perlas me pedí a mi misma, para el día de mi flamante boda.
Un collar de perlas que represente las lágrimas que hoy tengo y las que quedan por venir.
Porque tomar decisiones el difícil, y hacerse cargo de ellas lo es aún más.
Porque a veces pido lo que no quiero y me frustro cuando no lo tengo.

Y porque he decidido seguir adelante con esta empresa que, a veces, me hace temblar como una hoja en el viento.

"No one can have it all see
I have to they want me to
And I can't let them down
I'll never be happy"

jueves, 7 de agosto de 2008

A todos, a esos, a ninguno



A modo de advertencia:

No hay preguntas pues no habrá respuestas.
Nada de replicas, ni advertencias.
Nada de "tenemos que conversarlo" por favor.

Un minuto necesito en la vida para sacarme la mochila y gritar.
Que nadie interrumpa mis divagaciones.
Que nadie divulgue mis dolores públicos a viva voz
Porque las palabras aguantan mucho, demasiado.

Y de todo corazón espero que sigan así.